La felicidad en su máxima expresión.
Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil. 2 Corintios 12:10 TLA
¿Cuál sería la máxima expresión de que una persona es
completamente feliz? Muchos podrían decir que es aquella persona que se siente
alegre en un momento de bienestar, otros podrían relacionarlo a un determinado
momento y algunos a una etapa de la vida en específico. Y ¿Qué tal si te digo que la felicidad y
alegría trasciende todo esto?
Si, así es. Muchas
veces nosotros como jóvenes pensamos que la alegría depende de nuestros estado
de ánimo o de que tantos bienes materiales podamos poseer (ropas, celulares,
vehículo, dinero y otros bienes). La realidad es que la felicidad debe
trascender a mucho más allá de lo que es material y tampoco puede ser limitada
por un breve tiempo sino que debe ser completa y eterna.
El apóstol Pablo se muestra pasando por circunstancias en
extremo difíciles, pero esto no le quitaba su felicidad pues él estaba
confiando en Dios. Podemos decir que tu felicidad será tan fuerte como lo sea
tu fundamento. Si tu felicidad está basada en bienes, esto perecen; si tu
felicidad está basada en dinero, este se esfuma; así por consiguiente con todo
las demás cosas. Cuando nuestra
felicidad está sustentada en el placer que Dios puede causar en nosotros y la
confianza de que él nunca nos abandonara y que todas las cosas obran para bien
si estamos en él, entonces no habrán nunca momentos de tristeza. Si tu felicidad está sustentada en Dios, Dios
es eterno y tu felicidad ha de ser de la misma manera.
¿Qué es la felicidad según las Sagradas Escrituras? Es el
bienestar interno que se puede sentir, debido a estar confiado en Dios. La
máxima expresión de la felicidad es la que se manifiesta luego de confiar en
Dios en cualquier circunstancia. El mismo apóstol dice en la carta a los
Filipenses “pues he aprendido a
contentarme, cualquiera que sea mi situación”.
El error nuestro es que a veces intentamos buscar la
felicidad en lo material o en el beneplácito causado por el pecado o por algo
material que podamos tener, pero no es así. En el evangelio de Mateo podemos
ver lo que dice Jesús con respecto a los bienes y a nuestras preocupaciones por
estos “Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo,
cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su
gloria se vistió así como uno de ellos.”
El primer capítulo de Salmos nos habla acerca de una bonita bienaventuranza: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;” es decir que tampoco podemos encontrar el beneplácito interno de la alegría en las acciones pecaminosas o contrarias a Dios.
El primer capítulo de Salmos nos habla acerca de una bonita bienaventuranza: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;” es decir que tampoco podemos encontrar el beneplácito interno de la alegría en las acciones pecaminosas o contrarias a Dios.
La intención de Dios para cada uno de sus hijos. En Juan 16:24 Jesucristo habla acerca de que
los deseos del Padre y del Hijo es que nuestro gozo sea completado. Es decir,
nuestra felicidad ha de ser completada y Dios tiene esa intención.
“Dios no puede darnos la felicidad y la paz separadas de Sí mismo, porque eso no existe. No existe tal cosa.” C. S. LewisAutor: Gabriel Linares Pineda
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